miércoles, 8 de febrero de 2012

SI LA RAZÓN ES EL CONSENSO

Como ya todos sabemos, dada la gran cantidad de información que se ha producido en los últimos días con respecto al asunto del cementerio nuclear, el gobierno necesitaba de “consenso social” para ubicar el ATC. Para saber si es premisa se ha cumplido en el caso de Villar de Cañas, debemos entender que significan esos términos.

Para que exista un consenso tiene que pre-existir un acuerdo entre dos o más posturas. Este acuerdo no ha existido en ningún momento en la comarca de Villar de Cañas, ya que la decisión de postularse como opción tangible para albergar el basurero radioactivo la toma el pleno municipal sin ningún tipo de conversación, comunicación, etc… con ayuntamientos de la zona o, en su defecto, colectivos, grupos sociales o asociaciones. Por lo tanto, y atendiendo a una primera idea de consenso social, en este caso ni siquiera se habría buscado la negociación que podría haber producido dicho consenso (o disenso en caso negativo). En este caso, para ser más claros, ha existido una imposición del pleno de Villar de Cañas a toda la comarca de su intención (consensuada o no). Parece obvio que, además, la decisión de albergar el ATC sobrepasa en mucho los límites que el poder municipal confiere.

Por otro lado, se puede argumentar que el consenso social es algo etéreo y difícil de medir (hago un inciso para remarcar que no es así, ya que existe la opción de un referéndum comarcal, vinculante o no, que podría ayudar a aclarar esta cuestión). Como digo, el gobierno podría intentar argumentar que el consenso social queda patente por el color de los Ayuntamientos que les hace estar a favor de dicha instalación –aunque no sea atendiendo al beneficio de los ciudadanos y ciudadanas a los que representan sino a la directriz del partido que los coloca.- Este análisis nos sitúa en una visión “americanizada” de la democracia y, por ende, del consenso, ya que entendemos que el todo lo da una mayoría simple, un voto más que el adversario. Pero en realidad la idea de consenso no es esa sino todo lo contrario. Que en todos los municipios de la comarca (incluso muchos de la provincia) se estén presentando mociones en los Ayuntamientos, que la gente salga a la calle a decir no, que estén en contra sindicatos, partidos, ecologistas, asociaciones de todo tipo y color político, etc… supone un disenso para con la decisión y que, en el caso que fuera así, una persona más esté a favor del sí no significa, ni por un segundo, que exista dicho acuerdo social. Más bien se está demostrando desde hace dos años que no existe ningún acuerdo sino todo lo contrario. Porque el consenso y el disenso no lo marca el número (la cantidad de personas a favor o en contra que, en Cuenca, siempre será bajo) sino la existencia o no de los mismos.

El consenso social necesita de un acuerdo entre los ciudadanos o, al menos, de una postura a favor de algo y otra que, como poco, no muestre su negación. Pero tales circunstancias no son las que estamos viendo si tenemos en cuenta que más de 30 organizaciones están dentro de una Plataforma que no quiere este basurero. O si nos fijamos en los cientos de personas que marcharon, por dos veces y llegando a la propia Villar de Cañas, contra el cementerio. Y, sin irnos a dos años vista, las cientos de personas que cada semana están saliendo a las plazas y calles de nuestra provincia a mostrar su rechazo o, porque no decirlo, la postura claramente en contra de Ayuntamientos limítrofes a Villar de Cañas. ¿Puede haber consenso con cientos de personas en contra? Además podríamos ir más allá y decir que la sociedad conquense sólo se ha posicionado en contra del ATC y que existe consenso en la no instalación del mismo, ya que vemos pocas manifestaciones por el sí.

Pero aún podemos buscar esa falta de consenso en más lugares y no tan cercanos a Villar de Cañas. No existe ningún consenso entre la decisión de los técnicos, imaginamos que independientes y que no situaban a Villar de Cañas más que en el cuarto puesto en cuanto a idoneidad, y la decisión de los políticos. Es difícil convencer y acercar al consenso a la parte de la sociedad que teme al ATC si ni siquiera se instala donde “técnicamente” sería más seguro.

Debemos pensar, llegados a este punto, que el consenso se encuentra en el Partido Popular y que como este dispone de la mayoría –no volveré a explicar la diferencia entre la mayoría, que no produce consenso, y el todo, que lo lleva implícito- representa su decisión una norma consensuada. Pero lo cierto es que lo único que el PP ha mostrado hasta ahora ha sido su disenso, al ver el mismo día y con pocos minutos de diferencia celebrar a unos “populares” su instalación (Castilla La Mancha) y a otros su no instalación (Comunidad Valenciana), por no hablar de las contradictorias declaraciones que las hemerotecas guardan. Curiosa forma la de estar de acuerdo por una decisión contraria para dos partes.

Por lo tanto se podría decir, llegado el caso y si realizáramos las encuestas o refrendos necesarios, que existe una mayoría a favor o en contra del ATC, pero bajo ningún concepto podemos decir a día de hoy, y algo me dice que tampoco en el futuro, que existe un consenso social cuando no se ha buscado, cuando no ha habido negociación, cuando una parte de la sociedad muestra claramente su rechazo… en definitiva, cuando una decisión mantiene dos grupos enfrentados, independientemente del número de personas que lo componen.

En conclusión, esperamos que el gobierno actúe en consecuencia y, atendiendo a sus propios dictámenes, declare nula la decisión y empiece a trabajar en la solución del problema nuclear de la única manera posible: dejando de producir los residuos (aunque ese sería tema para otro artículo).

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